Carta de amor larga para tu madre

Querida Nommmaaa,

No sé por dónde empezar, pero lo que sí sé es que siempre te querré. Desde que tengo memoria, has sido mi luz en los momentos más oscuros. Eres mi ideal de madre, la persona que siempre ha estado ahí para mí, sin importar lo que pase. Mi devoción por ti es inquebrantable, y siempre lo será.

Recuerdo cuando era pequeño, y me enseñaste a leer y escribir. Me compraste una caja de lápices de colores y un cuaderno de dibujo, y me animaste a plasmar mis pensamientos y emociones en papel. Gracias a ti, descubrí mi amor por la escritura, y hoy en día, escribir es una de mis mayores pasiones.

También recuerdo cuando me enseñaste a lavarme el cabello con champú. Me explicaste cómo hacerlo correctamente, y me dijiste que siempre debía enjuagar bien para que no quedara ningún residuo. Ese pequeño momento se convirtió en un gran recuerdo, porque me demostraste que siempre estarías ahí para enseñarme lo que necesitara saber.

A lo largo de los años, hemos pasado por muchas cosas juntos. Hemos tenido nuestros altibajos, pero siempre hemos salido adelante. Recuerdo cuando me mudé a otra ciudad para estudiar en la universidad. Fue difícil estar lejos de ti, pero siempre me apoyaste y me animaste a seguir adelante. Gracias a ti, pude cumplir mi sueño de obtener mi título universitario.

Ahora que soy adulto, me doy cuenta de lo mucho que has sacrificado por mí. Trabajaste duro para darme una buena educación y para asegurarte de que siempre tuviera lo que necesitara. Nunca te quejaste, nunca te rendiste. Siempre estuviste ahí, con tu amor incondicional.

No sé qué me deparará el futuro, pero lo que sí sé es que siempre te querré. Eres la persona más importante en mi vida, y siempre lo serás. Gracias por ser mi madre, mi amiga, mi confidente. Gracias por enseñarme lo que es el amor verdadero.

Con todo mi amor,

Tu hijo.